martes, 7 de mayo de 2013

Cuando el cuerpo habla

Debo asumir que no soy de las personas más "movidas" que exista, de hecho soy super tieso, pero cuando el moverse es por un motivo más lúdico y todas las personas están en la misma "parada" lo puedo pasar bastante bien. Y ese fue el caso de esta sesión, pese a que no logré que mi cuerpo se moviera con total fluidez, me entretuve harto, me reí mucho, y disfruté de las actividades. Caminar junto a todo el grupo siempre me ha parecido interesante como un inicio de la sesión, siento que con eso puedo familiarizarme con la situación lo que me prepara para lo que viene. Me gustó imitar el movimiento que hacía la profe con sus zapatos, lo que facilitaba en gran medida la coordinación con la pareja, simplemente porque la encontré original y divertida. Creo que la parte en que teníamos que hacer una especie de "ola" con los brazos diciendo una palabra para el brazo derecho y otra para el izquierdo, no resultó del todo bien, pero eso la hizo mas entretenida, ya que pese a que uno se concentrara mucho igual podía terminar equivocándose cuando se cambiaba el sentido de la ola. Otra actividad que me gustó fue comunicarme con mi compañera a través de nuestra espalda, lo cuál de cierta forma fue un desafío ya que pocas veces se considera esa parte del cuerpo como una herramienta de expresión, aunque igual se logró cierta conexión y pude transmitir y percibir algunas emociones de esta forma tan singular. No recuerdo que otras actividades realizamos en esta primera parte de la clase, pero insisto en que en general me dejó con una sensación de alegría y relajo.
Luego nos dividimos en grupo. Primero hablaré muy resumidamente de la sensación que me dejaron los demás grupos: raros, chistosos, bonitos, originales, divertidos, agradables.
A mi grupo le tocó el tema "entregar" y para ello contábamos con una serie de instrumentos musicales, con los que tuvimos que ofrecer una sesión de relajación a las demás compañeras ayudados por la profesora. Nadie sabía mucho de música, pero eso no nos desanimó, de hecho nos sirvió porque intentamos crear algo muy simple, que no interrumpiera a nuestros compañeros en su momento de relax. De todas formas nunca llegamos a un acuerdo total de qué íbamos a  hacer, solo decidimos los instrumento que tocaría cada cual, ni siquiera hicimos un mini ensayo, decidimos casi tácitamente que íbamos a improvisar. Yo toqué las claves, y su sonido me recordaba a los bambúes de las fuentes de agua (se llaman shishi odoshi, lo busqué recién) que siempre escucho en las pelis japonesas y tanto me gustan, así que decidí hacer algo similar a ese sonido (quien sabe si me resultó). Cuando llegó nuestro momento de tocar, percibí que todos estábamos confiados de que, pese a la poca preparación, nos iba a salir bien. Y fue así que, guiados por la profesora, comenzamos a "entregar" un momento especial a  nuestros compañeros, logrando expresar lo que nosotros creíamos que era necesario oír en una sesión de relajación. Sentí como la música fluía  y me alegró que en verdad estábamos entregándoles algo sumamente especial a los demás, algo muy desde nuestro interior. Creo que nuestra intención tuvo sus frutos ya que tras la sesión percibí, tanto de como se veían y de lo que decían mis compañeras, que se había logrado un momento especial, en el que se resaltaba que había sido como un contacto con la naturaleza, como estar en medio de un bosque, eso lo encontré genial!

"When the body speaks, all else is hollow"



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